Cuando el robot Tlaloc-II penetró en el último tramo del túnel que se halla bajo el Templo o Pirámide de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacan, descendía al inframundo
envuelto en el espíritu del dios de la Lluvia y la tierra, al que le
debe el nombre, reveló la existencia de al menos tres cámaras al fondo
del conducto, y no sólo de una, como habían supuesto los arqueólogos al
principio de la exploración.
Mientras el arqueólogo Sergio Gómez Chávez, director del Proyecto Tlalocan: Camino bajo la tierra,
del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH),
pedía acercamientos de la configuración de la parte final del conducto
subterráneo a los ingenieros en robótica, la topografía obtenida a
través del escáner con que está dotado el autómata delineaban la
presencia de tres espacios, informa el INAH.
Hace unos días el investigador hacía público el fantástico hallazgo vinculado al descubrimiento realizado en los años 70 debajo de la Pirámide del Sol,
donde también existe un túnel que conduce a cuatro cámaras, aunque en
aquella ocasión, anotó que las deficiencias de la excavación impidieron
recuperar en ese entonces mayor información de su contenido, algo que no
ocurrirá ahora.
De ahí que la continuidad de los trabajos en las profundidades del Templo de la Serpiente Emplumada, en La Ciudadela, contribuirá a esclarecer aspectos de la vida ritual en Teotihuacán,
probablemente aquellos relacionados con la inhumación de sus
gobernantes o personajes de alta jerarquía, de confirmarse la existencia
de entierros dentro de las cámaras recién detectadas, dijo el
investigador.
“Tendremos que seguir investigando y
procesando toda la información, por lo pronto los datos que obtuvimos
mediante el escáner fueron importantes porque preveíamos la existencia de un gran espacio.
Ahora ya sabemos que se trata de tres cámaras, el paso siguiente será
tomar las medidas pertinentes para la remoción de los sedimentos y el
relleno que fue colocado por los teotihuacanos, para bloquear este
último tramo del túnel”.
A pesar de que recibió modificaciones en su sistema de tracción, el camino para Tláloc II TC no
fue fácil, debido tanto a su peso de 35 kilogramos, como al lodo que
atascó las llantas articuladas. Al respecto, el arqueólogo Sergio Gómez,
precisó los teotihuacanos excavaron este túnel a principios de nuestra
era en busca del nivel freático, para así recrear las condiciones del
inframundo.
La parte superior del túnel es un semicírculo y
se mantiene constante hasta la entrada de las cámaras, al parecer se
encuentran divididas por un muro o una gran piedra, además tienen una profundidad mayor a los 5 metros, esto lo sabemos porque es la medida máxima que registra el escáner y nos estaba indicando más profundidad”.
Con esta base documental, el proyecto Tlalocan proseguirá su quinta temporada. Uno de los objetivos será el retiro del relleno que obstruye los últimos 30 metros del túnel que mide alrededor de 120 m. En este punto a la altura de los 76 m que ya se tienen avanzados, los arqueólogos suponen la existencia de una escalinata que debe descender 3 o 4 metros más,
de modo que las excavaciones se llevarán a cabo a 18 m de profundidad
con respecto a la superficie, en una galería subterránea que alcanzaría
los 10 m de ancho.
El doctor Ng Tze Chuen, creador del robot Djedi, que en 2010 exploró las entrañas de la Gran Pirámide de Keops,
en Egipto; y quien asesoró en las modificaciones hechas a Tláloc II TC,
estuvo presente en el recorrido de éste último autómata dentro del
túnel bajo el Templo de la Serpiente Emplumada.
“Ambas edificaciones son absolutamente
distintas, tanto en su construcción, como por su antigüedad, la primera
tiene cuatro mil años y la segunda dos mil. Sin embargo, aquí (en el
Templo de la Serpiente Emplumada) el espacio es mayor para explorar,
en la Gran Pirámide, el robot Djedi se introdujo por un estrecho y
empinado túnel y únicamente se corroboró la presencia un muro, sin duda
en Teotihuacan habrá hallazgos importantes”, consideró el experto de
Hong Kong.
Mientras los arqueólogos esperan iniciar la exploración de los 30 m restantes que
los llevarán a las tres cámaras al final del conducto subterráneo, han
proseguido la excavación de las dos cámaras laterales o intermedias ya
conocidas, ubicadas en el metro 74, donde se observa parte de lo que
fueron sus muros de adobe.
En días recientes, en la cámara intermedia
sur se registró una ofrenda atípica a las halladas en el túnel, la cual
consiste en al menos un centenar de lo que al parecer fueron unas esferas metálicas y que debieron ser colocadas durante la última clausura del túnel, aproximadamente hace 1,800 años.
El arqueólogo Jorge Zavala, colaborador de
los trabajos de campo explicó que “aún no podemos establecer su función
porque constituye un descubrimiento inédito. Debieron
tener forma de esfera, van de los 4 a los 12 centímetros y poseen un
núcleo de arcilla con materia orgánica, después se les cubrió con
pirita, mineral que experimentó un proceso de oxidación y se convirtió
en jarosita, de ahí que tienen un tono amarillo”. Estos y otros
materiales que se han encontrado en las exploraciones deberán ser
sometidos a estudios de gabinete, a fin de determinar con precisión el
uso que tuvieron.
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